Sólo a unas pocas privilegiadas se le puede poner la "coletilla" de Reina en algún género musical, y una de esas es Mary J. Blige. Criada en un barrio pobre del Bronx neoyorkino, estaba predestinada gracias a sus espectaculares cuerdas vocales, a sobresalir sobre los demás y convertirse en la Reina del Hip Hop/Soul. Fue por aquel entonces el no tan conocido productor Puff Daddy, quien logró descorchar el talento que esta mujer llevaba en su interior proveniente de influencias como la de Chaka Khan, Aretha Franklin o Anita Baker.

Fusionando el Hip-hop con el RnB, y con su poderosa arma vocal con brillos soul, se hizo con un lugar en el complicado mundo de la música, alcanzando algunos de sus discos varias certificaciones de platino por el número de ventas, e igualmente varios premios Grammy. Pese a sus problemas iniciales con el alcohol, drogas y depresiones, consiguió salir a flote y permanecer firme en el mundo de la música e incluso incursionar en su faceta de actriz, siendo sobre todo un punto de referencia e influencia para muchos artistas que surgieron en la década de los años 90.